Glovo debe garantizar derechos y trabajo digno
El modelo de negocio de Glovo en el mundo de las plataformas digitales no es solo un caso de éxito de innovación tecnológica, sino también de explotación laboral. Cambiar el departamento de recursos humanos por un algoritmo o sustituir las órdenes de un superior por notificaciones en una aplicación no transforma las relaciones laborales entre empresario y trabajador, ni es excusa para sortear la legislación laboral. El discurso de la libertad para decidir si trabajar como autónomo o contratado es una ilusión: Glovo no garantiza opciones reales para obtener ingresos dignos sin jornadas interminables y condiciones de trabajo precarias. Ser contratado implica tener los derechos de cualquier trabajador: cobrar si te pones enfermo, disfrutar de vacaciones pagadas, o cotizar para una pensión. Pero los repartidores de Glovo, como autónomos, están en fraude porque solo pueden trabajar para una plataforma que monopoliza sus ingresos. Si no trabajan las horas que les asignan, no reciben suficien...